domingo, 22 de marzo de 2020

EL MIEDO A LO DESCONOCIDO...

El miedo es una de las cosas más virales y contagiosas, inhibe muchas funciones del cerebro más evolucionado, nos desconecta de todos nuestros congéneres, porque la necesidad de sobrevivir es un instinto primario.

Desconectada está la humanidad entera, de todo lo que la rodea y de sí misma como colectividad.

La tribu era lo que garantizaba la supervivencia del grupo, nadie trabajaba por su cuenta y mucho menos se anteponía a la necesidad grupal de supervivencia. Todos estaban para todos.

En este mundo desnaturalizado, tonto el último, sálvese quién pueda. No miramos el conjunto de la sociedad, ni entendemos de que el de al lado forma parte de nuestra colectividad.

Vivimos un momento de miedo mundial, global, común. El miedo no es prudencia, prudencia es lavarse las manos y ponerse una mascarilla, miedo es comprar para tres vidas, mientras dejas sin existencias a otras personas.

Os invitamos desde el Templo al silencio y la introspección, no solo con el tema coronavirus, sino con cada una de vosotras y de vosotras.

Examinad este miedo que igual sentís, examinad todos los miedos de vuestra vida, observadlos en silencio, desde la posición del testigo sagrado que observa sin intervenir. Si somos testigo. no somos parte.

Si somos testigos de nuestros miedos, no podemos ser parte de ellos, podemos identificarlos, mirarlos a los ojos, hasta abrazarlos.

- Busca un sitio donde no vayas a ser molestada durante un rato. Ponte cómoda, la postura la decide tu cuerpo, todas son perfectas si son buenas para ti.

- Pon sonidos de la naturaleza, los que más te gusten.

- Toma conciencia de tu respiración poniendo las manos en tus estómago, notando la expansión y contracción de tu diafragma, tus pulmones, tu corazón y sus latidos.

- Deja con la atención en las manos que esa respiración se haga suave y tranquila, mientras escucha esos sonidos.

- Imagina un lugar en la naturaleza, uno de tus favoritos, y deja que el ojo de tu mente viaje hacia allí.

- Siéntate en el suelo, allá donde estés, puedes tumbarte si lo prefieres, y visualiza como tu miedo cae a la Tierra, como hojas muertas, y en la Tierra se introducen, se deshacen, se transforman en humus, en tierra negra y rica en nutrientes.

- Y desde el corazón de la Gran Madre visualiza en qué se transforman todos esos miedos, su forma, qué color tiene, qué forma, si suena o huele. Deja que suba hacia la superficie y sin moverte de tu posición, deja que entre en tu cuerpo, como una medicina, como un regalo. Deja que se extienda por todas las células de tu cuerpo.

- Quédate ahí el tiempo que quieras y que necesites.

- Vuelve al aquí y al ahora, sabiendo que siempre podrás volver a ese íntimo lugar, que es solo tuyo, es un lugar medicina, donde poder ir a llevar todos tus miedos, absolutamente todos

La Gran Madre todo lo composta, nunca pone límites, ni horarios, ni fronteras, todas y todos somos bienvenidas y bienvenidos a Su cuerpo, Ella cura todas las heridas, transforma todas las sombras, integra todos los miedos.

Para vivir esta experiencia mágica no hace falta que te muevas de tu casa, #quédateencasa.

Si crees que esto es útil para alguien puedes compartirlo sin límites.

Un abrazo enorme de todas las Sacerdotisas del Templo.

Fuente, el templo de la gran Madre.

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