La papaya, esa deliciosa fruta
anaranjada, se ha utilizado en casi toda América desde hace varios
siglos.
Rica en fibra, calcio, fósforo, hierro, papaína, tiamina,
niacina y vitaminas, esta fruta es ideal para mejorar el funcionamiento
del tracto intestinal y del sistema inmunológico.
Antes de la llegada de los españoles, en
México solía apreciarse el fruto ya que se relacionaba con la
fertilidad;después, durante la conquista, las semillas se distribuyeron
a lo largo de Sudamérica, llegando eventualmente a Malasia, Filipinas,
China y Hawái.
Desde entonces, podemos disfrutar de la papaya en
jugos, dulces o directamente, ofreciendo increíbles beneficios a la
salud. No obstante, tendemos a dejar a un lado a las semillas…
Consumir las semillas de la papaya te
ayuda a proteger el riñón de problemas de insuficiencia renal y
afecciones posteriores. Es recomendable masticar siete semillas de
papaya, tres veces al día.
También ayudan a mejorar la salud
intestinal, gracias a su alto contenido de enzimas antiparasitarias:
cuentan con alcaloide antihelmíntico, el cual es eficaz exterminando las
amebas. En este caso, seca las semillas y muélelas; después, añade el
polvo con un poco de miel a agua hirviendo. Bébelo entre dos y tres
veces al día.
Si quieres aliviar los síntomas de la
cirrosis hepática, muele cinco semillas de papaya y el producto mézclalo
con una cucharada de limón. Consúmelo dos veces al día, durante un mes.
Además, gracias a sus propiedades
antibacterianas y antiinflamatorias, varios estudios muestran que el
extracto de las semillas combate a la salmonella, estafilococos, entre
otras infecciones. Para este tipo de casos, es recomendable masticar muy
bien siete semillas, tres veces al día.
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