Los pensamientos son señales electromagnéticas y nosotros somos como
atenas que las emiten y reciben. Cada pensamiento es la semilla de una
realidad posible.
¿Se pueden “leer” los pensamientos? Sí. Son
señales electromagnéticas y, si estamos en sintonía, somos como antenas
que pueden enviarlos y recibirlos. Así que, cuidado con lo que piensas,
porque la realidad se construye a partir de nuestros pensamientos, son
la primera semilla.
¿CÓMO AFECTAN TUS PENSAMIENTOS A LOS DEMÁS?
"No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti” es una de
las llamadas reglas de oro de la convivencia. Pero creo que esta
sentencia ya se ha quedado corta. Yo diría:
“Hay que pensar en los demás como nos gustaría que los demás pensaran en nosotros”.
Y es que los pensamientos no solo afectan al que piensa, sino también al resto de las personas (y del medio ambiente).
¿SE PUEDEN MEDIR?
¿Cómo puede un pensamiento que está en mi mente llegar a afectar a los
demás? Tenemos que empezar recordando qué es un pensamiento.
Podríamos decir que un pensamiento es la actividad de la mente misma, o
un producto de la mente. Como la definición es difícil y no está exenta
de matices y de discusiones, vamos a lo práctico: ¿Se puede llegar a
medir un pensamiento?
En sí mismo quizás no, pero la actividad
mental sí. Sabemos que el electroencefalograma nos permite obtener un
registro de la actividad del cerebro.
Y también sabemos que esta
actividad cerebral tiene un componente electromagnético. No solo se
puede medir, sino que al analizar esa señal podemos ver si la persona
está relajada o mentalmente muy activa.
También la Resonancia
Magnética Funcional nos permite valorar qué partes del cerebro están
activas durante los diferentes estados mentales. Y el profesor Korotkov,
de la Universidad de San Petersburgo, afirma haber medido con la
tecnología GDV (Bio-Well) el momento en el que un pensamiento sale de
una persona y cómo ese mismo “paquete energético” llega a otra persona
de forma simultánea, cuando ambas están separadas por miles de
kilómetros.
¿SE PUEDEN "LEER" LOS PENSAMIENTOS?
La ciencia
permite explicar y sacar conclusiones de esas observaciones. Muchos
estudios sobre telepatía, visión remota y otros fenómenos no explicables
han sido realizados en diferentes universidades rusas, aunque es muy
poco lo que aquí conocemos de ello.
Lo que sí sabemos, sin lugar a
dudas, es que esa actividad mental (llamémosle pensamientos) se puede
registrar como una señal electromagnética.
Desde esa premisa, es
posible entender fácilmente que se puede transmitir, enviar, recibir e
incluso almacenar. Continuamente hacemos operaciones con ellas:
emisiones de radio, telefonía móvil, etc.
Ahora bien, una cosa es
que podamos medir o registrar una señal, analizarla, clasificarla,
emitirla... y otra cosa es que esa señal sea capaz de modificar algo en
el entorno. Para poder entender esta segunda parte, hay que recordar que
los seres humanos, no somos solo “bolsas bioquímicas” que caminan y
piensan, sino que también podemos ser considerados como “antenas”.
LA RESONANCIA: ESTAMOS SINTONIZADOS
Una antena es un dispositivo capaz de emitir y de recibir información.Y
lo hace por el fenómeno llamado de “resonancia”. Dependiendo de la
geometría de la antena, es capaz de recibir determinadas frecuencias, de
sintonizar con determinadas informaciones.
Si entendemos que el
ser humano es también una antena (emisora y receptora), entonces cobra
sentido la hipótesis de que los pensamientos de los demás nos puedan
afectar, puesto que podemos sintonizar con ellos (consciente o
inconscientemente).
Este concepto ha sido desarrollado por diversos científicos.
Uno de los más conocidos es el doctor en física francés Jean Pierre
Garnier Malet, que postula una teoría que desafía los conocimientos de
la ciencia mayoritaria. La teoría del desdoblamiento del tiempo
(publicada entre 1998 y 2014) aporta muchas novedades.
Sobre
todo, permite explicar el mecanismo de los pensamientos y cómo utilizar
lo mejor posible las intuiciones, instintos y premoniciones.
El
autor insiste en que los pensamientos crean potenciales: cada vez que
pensamos en una situación conscientemente (con visualizaciones o
meditando) o inconscientemente (pensamientos que “llegan” a nuestra
mente sin ser llamados), estamos de alguna manera sembrando la semilla
para que ese pensamiento se convierta en una realidad.
Si cada
vez que pienso en alguien con preocupación, estoy sembrando esa
realidad, eso no es precisamente una ayuda para la otra persona.
Conocemos el fenómeno de resonancia. Lo semejante atrae en cierto modo a lo semejante.
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Si hacemos sonar una cuerda de un violín y hay otro violín igual al
lado, la cuerda correspondiente del otro violín se pondrá a vibrar
también.
Si hemos ido emitiendo pensamientos de una determinada “frecuencia”, quien esté sintonizado a esa frecuencia los va a recibir.
Es más, van a quedar de alguna forma registrados en el “ambiente”, de
manera que van a ir transformando la realidad de ese lugar.
PENSAR LA REALIDAD COLECTIVA
Los pensamientos de todos son los que crean las realidades tanto personales como colectivas. Según el físico francés,
“La ley de los tiempos es sencilla: si nadie en la Tierra pensara en matar, no existiría ningún futuro potencial asesino”.
Este postulado cuadra perfectamente con el propuesto por Rupert Sheldrake sobre los campos mórficos.
Este autor considera que existe un “espacio” donde está memorizado todo
lo que ha ocurrido en el pasado, un sistema autoorganizado que es un
principio de memoria en la naturaleza.
En este campo está grabado
todo pensamiento y toda acción, estando disponible para ser recibido
cuando alguien “resuena”, es decir, está sintonizando esa misma
frecuencia.
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